Los seres humanos como muchos animales nos reproducimos sexualmente. En nuestra especie
existen individuos macho con órganos sexuales masculinos que producen gametos masculinos
e individuos hembra con órganos sexuales femeninos y gametos femeninos. En el caso de las
plantas también pueden existir pies macho y hembra como en el caso del Kiwi.
Sin embargo, muchas especies vegetales son hermafroditas pudiéndose dar dos casos:
– Individuos monoicos con flores unixexuales masculinas y femeninas, por ejemplo el maíz
(flores masculinas en la parte más alta de la planta y flores femeninas donde luego se
desarrolla la mazorca).
– Individuos con flores hermafroditas es decir, todas las flores tienen estambres (órganos
sexuales masculinos) y pistilo (órgano sexual femenino).
En los vegetales en los que aprovechamos el fruto o la semilla es fundamental que se lleve a
cabo la reproducción que dará como resultado ese fruto o semilla que consumiremos. El polen
será transportado al pistilo para que se produzca la fecundación a través de las abejas, insectos
o el viento.
En las especies dioicas es muy importante cuando las plantamos incluir individuos macho y
hembra, normalmente más hembras (que son las que queremos para producir fruta) y menos
machos (que tan sólo queremos para polinizar).
En el caso de especies hermafroditas podríamos pensar que plantando un solo ejemplar ya
obtendríamos fruta. Sin embargo, esto no siempre es así. La explicación es que se necesita
normalmente polinización cruzada para obtener producción en cantidad y calidad. Es decir,
tendríamos que plantar dos ejemplares de manzano (Malus domestica) pero de distintas
variedades (p.e. Golden y Reineta). Un aspecto fundamental es que las variedades
seleccionadas florezcan en el mismo momento para que las flores estén sexualmente activas
simultáneamente para que se produzca esta polinización cruzada.