Además del peculiar sabor a fermentado, esta forma de procesar el tupinambo generará probióticos que reforzarán nuestra flora intestinal y nuestro sistema inmune. Ideal para añadir a nuestras ensaladas o como snack, otra ventaja es que reduce la flatulencia que la ingestión de tupinambo suele ocasionar.
– Limpiamos bien los tupinambos. Nos les aplicamos manguera a presión y luego en la cocina con un cepillo vamos limpiándolos. Si ves que en un pliegue queda tierra, rompes el tubérculo y lo limpias con el cepillo.
– Cortamos los tupinambos en láminas de medio centímetro aproximadamente.
– Introduces en un bote y rellenas de agua.
– Pesas el agua y el tupinambo (tara la pesa con el bote vacío y luego pesas el
contenido).
– Extraes el agua a otro recipiente y le incorporas un 2% de sal al peso del agua con el tupinambo.
– Incorporas también al agua las especias que quieras: jengibre, chile, pimienta, ajo, cebolla, cardamomo, semillas de mostaza, de cilantro, anís, hinojo, eneldo …
– Añades el agua al bote con el tupinambo y colocas en la parte superior un peso para que todo el tupinambo se mantenga sumergido. Por último, tapamos.
– Dejamos fermentar a 18-24ºC un mínimo de 5 días y un máximo de 1 mes.
Una vez alcance el sabor que te guste lo puedes mantener en la nevera una vez abierto varios meses. Si no lo abres también puedes mantenerlo en un lugar fresco también durante varios meses.